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La radiofrecuencia corporal es uno de los tratamientos clave en cualquier centro de estética profesional. Y es que esta tecnología nos permite remodelar el cuerpo de manera poco invasiva, sin necesidad de pasar por el quirófano.
Se trata de un tratamiento corporal pensado para mejorar la silueta, combatir la flacidez, la grasa acumulada y también la celulitis.
Los efectos que se consiguen a través de este tratamiento son duraderos, siempre que llevemos una vida saludable y practiquemos deporte regularmente.
¿En qué consiste este tratamiento?
La radiofrecuencia corporal transmite calor en la piel aumentando su temperatura interna, llegando aproximadamente a unos 40ºC. Esta alta temperatura persigue estimular esencialmente la producción de colágeno y elastina de forma natural. Estos componentes ayudan a mantener la piel firme y tersa.
Pero además de mejorar la apariencia de nuestra piel, este tratamiento también se utiliza para eliminar la grasa acumulada. Esto se debe a que el calor que desprende esta tecnología fractura las células grasas haciendo que se disuelvan en el organismo y sean eliminadas de manera orgánica. Por lo tanto, los resultados de este tratamiento no se perciben inmediatamente, sino que se comenzarán a percibir sus efectos pasados unos días desde el inicio del tratamiento.
Zonas de aplicación y sesiones recomendadas.
Es frecuente utilizar este tratamiento en las zonas de pecho, brazos, abdomen, glúteos y piernas. También se utiliza en las zonas del rostro, como la cara, cuello, papada y escote.
El número de sesiones depende tanto del paciente como de la zona a tratar, así como del tipo de piel y radiofrecuencia aplicada. Pero normalmente oscila entre las 8 y 10 sesiones. Estas sesiones se suelen espaciar según el tipo de radiofrecuencia aplicada en la piel y la respuesta de cada paciente a la aplicación de este tratamiento.